TURQUÍA.
El 13 de junio, el objetor de conciencia Mehmet Bal fue trasladado a una prisión militar de la ciudad meridional de Adana para ser juzgado por un tribunal militar. Amnistía Internacional lo considera preso de conciencia, detenido únicamente por negarse a servir en las fuerzas armadas. Se imputan a Mehmet Bal tres cargos de insubordinación persistente y un cargo de deserción. El cargo de insubordinación persistente conlleva una pena de prisión de entre tres meses y dos años, y el de deserción, una pena de prisión de uno a tres años. La próxima vista de su juicio está prevista para el 20 de junio. Mehmet Bal fue detenido el 8 de junio en Estambul, por evasión del servicio militar, habiendo cumplido ya nueve de los 15 meses obligatorios del servicio turco. Inicialmente estuvo bajo custodia militar en Besiktas; el 9 de junio lo trasladaron a la Prisión Militar de Hasdal, en Estambul, y el 13 de junio, a la Prisión Militar de la Comandancia del 6º Cuerpo del Ejército, en Adana, donde se encuentra recluido actualmente. Mientras se encontraba detenido en Besiktas, Mehmet Bal fue objeto de abusos físicos a manos de los oficiales de servicio, como puñetazos en la cabeza, el rostro y el tórax. También le negaron agua y acceso al baño durante varias horas. El 9 de junio, Mehmet Bal fue trasladado a la Prisión Militar de Hasdal. Los abogados de Mehmet Bal contaron a Amnistía Internacional que durante su primer día en la Prisión Militar de Hasdal un oficial de alta graduación se lo llevó a un ala de la prisión y dio a otros presos la orden de "hacer lo que sea necesario para recordarle las reglas de la prisión". Varios presos atacaron a Mehmet Bal a puntapiés y le golpearon el cuerpo y el rostro con un tablón de madera. Después del ataque, Mehmet Bal fue llevado al Hospital Militar de Gumussuyu para recibir tratamiento médico. De allí lo devolvieron a la Prisión Militar de Hasdal el 10 de junio, según parece sin que se hubiera repuesto aún de sus lesiones.
INFORMACIÓN COMPLEMENTARIA: Amnistía Internacional considera objetor de conciencia a toda persona que, por motivos de conciencia o convicciones profundas, se niegue a cumplir el servicio en las fuerzas armadas o a tener cualquier otra participación directa o indirecta en guerras o conflictos armados. Esto puede incluir la negativa a participar en una guerra por no estar de acuerdo con los objetivos de dicha guerra o con la manera en que se libra, incluso cuando la persona en cuestión no se oponga a participar en todas las guerras. Además, Amnistía Internacional considera preso de conciencia a toda persona que sea detenida o encarcelada exclusivamente por habérsele negado el derecho a presentar una objeción de conciencia o a cumplir una verdadera alternativa de servicio civil. La organización también considera presos de conciencia a los objetores de conciencia que son encarcelados por abandonar las fuerzas armadas sin autorización por motivos de conciencia cuando, a causa de dichos motivos, hayan tomado medidas razonables para conseguir ser relevados de las obligaciones militares. Las normas internacionales de derechos humanos reconocen el derecho a la objeción de conciencia. La recomendación R (87) 8 del Comité de Ministros de los Estados miembros del Consejo de Europa, relativa a la objeción de conciencia al servicio militar obligatorio, establece que: "Cualquier persona susceptible de ser reclutada para cumplir el servicio militar que, por razones imperiosas de conciencia, se niegue a hacer uso de las armas, tendrá el derecho a ser eximida de la obligación de realizar dicho servicio [...] Estas personas podrán realizar un servicio alternativo." La legislación de Turquía no reconoce el derecho a la objeción de conciencia y no existe la alternativa de un servicio civil para los objetores. En años recientes un pequeño número de objetores de conciencia ha declarado públicamente que se niega a realizar el servicio militar en Turquía. Por lo general se entabla proceso penal contra estas personas, y se las condena a penas de hasta tres años de prisión. Una vez cumplida la condena, reciben de nuevo la llamada a filas, y todo el proceso se repite.
fuente: Amnistia Internacional
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